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Aquí es donde surge la magia. 

El lugar donde la luz tiene mil y uno colores, donde pruebo, donde creo, donde las manos sufren, donde me mancho, donde me corto, donde el vidrio es aún más frágil. Donde revivo las obras de los que ya no están, donde todo lo que se me ocurre, empieza.

Estamos acostumbrados a concebir el uso del vidrio en un marco muy cerrado y poco versátil, pero en realidad se pueden crear infinidades con este material, solo necesitas imaginación y conocimiento.

Siempre que comienzo un nuevo proyecto realizo un estudio previo a la materialización. Estudio el ambiente, la luz y el entorno en donde va a estar ubicado. Realizo un dibujo a escala 1:1 en papel (si hablamos de la confección de una vidriera por ejemplo), elijo las tonalidades y el tipo de vidrio que voy a emplear (industrial, semiartesano o soplado). Una vez en este punto realizo el plantillaje, corto el vidrio...

 

Siento no explicar mucho más, pero cualquier creador que se precie tiene que guardarse algunos conocimientos en la manga.

 

El taller consta de:

-  3 Hornos de fusión de vidrio

- 2 Generadores de oxígeno

- Compresor

- Maquina de grabado a la arena

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